jueves, 21 de febrero de 2013

Soy en tuiter

@mexicomemata

martes, 12 de febrero de 2013

Un post como los de antes (o el intento de)

Tal vez, muy posiblemente, haya perdido la mano. O el don (?). O el mojo. Quién sabe. Seguramente lo que perdí es el interés y la práctica. Debe ser que de tan ocupada no tengo tiempo en la mente. Aunque eso no tiene sentido.

A ver. Lo voy a intentar.

Resulta que trabajo mucho. Soy editora de contenidos y comunicación en una fundación que tiene una página de alto tránsito.

Trabajo desde acá y a veces voy a la oficina. Sí me gusta pero quisiera ganar más. Bastante más.

También salió a la venta la antología, lo que me, increíblemente, me alegra y enorgullece.

Además, me certifiqué como coach ejecutiva. Sí sí: así como leés. Y me encanta. Ahora hay que ponerlo en práctica.

Mis hijos están muy grandes. Todos. Van a la escuela, les va muy bien, tienen sus actividades, su vida social, su mundo privado. En realidad, Camilo está menos grande que los demás pero va a la misma escuela que los hermanos (a la sede del kinder) y sigue siendo el niño feliz que siempre fue. Un cuasi milagro.

Mi marido ahí anda.

Entonces: trabajo mucho, hago una clase de yoga de dos horas (una vez por semana), a veces nado o hago aeróbico, me siguen sobrando los tres kilos de siempre (a veces hago dieta sin éxito, otras ni lo intento). Estoy bien en mi piel aunque hayan sido días de angustia, que parecieran no irse a terminar en breve. Pero nada grave. La madurez tiene ese no sé qué, muy sentador.

Porque las cosas que antes me importaban ya no me importan.

Y es el año de la serpiente: mi año. Aunque sea duro sé que va a ser bueno.

No sé si me salió. Tampoco importa.

En fin, chicos.

Así las cosas.

martes, 5 de febrero de 2013

no tan distinto ¿o sí?

En realidad solo porque ese título de SUMO es un gran título.

Porque los títulos parece que hacen a las cosas. O, mejor dicho, venden bien las cosas. ¿Es como los nombres? Antes pensaba que sí, ahora que no.

¿Qué importancia real tiene el nombre sobre el destino de las personas?

Yo me llamo Julieta.

Julieta.

Así de banal, sencillo, simple y poco original.

Y, sin embargo, no creo ser particularmente promedio.

O sí.

¿Quién sabe?

Ayer, mientras nadaba de un lado para el otro, concluí, una vez más, que la mayor transformación de la madurez radica en la total convicción de que todo vale.

Veo en mis padres, bastante liberales en relación a otros muchos, tantos prejuicios grabados a fuego y naturalizados que reconozco un camino en mí, trazado artesanalmente, alejado de muchos años de crianza.

En criollo: a mi modesto modo de ver, cada cual puede, tiene y debe hacer lo que se le canten los huevos mientras no lastime a un(os) otro(s).

Ah: y dios no existe.

Bueno, chicos, tengo que trabajar. MUCHO. Y estudiar. Y hacer unos informes.

Vivir es genial. Y sobre todo cuando hay sol.

Les mando besos (???).

Así las cosas.